22/7/19

Chaucito Blog

Aceptar que ya no tengo palabras para éste lugar que tanto me ha dado ha sido duro, aceptar es la palabra adecuada.
Agradecer es la otra palabra adecuada.
Ando por 'mis otras vidas' (barra lateral derecha Twitter, Instagram, Facebook) no demasiado activa pero por ahí me pueden contactar quienes gusten.
La cabeza me bulle de proyectos, no tengo la pulsión de la escritura bloguera que he dejado aquí durante tantos años. No tengo intenciones de cerrarlo, me gusta pensar que quedará en el éter quién sabe hasta cuándo.
Siguen caminando conmigo siempre.

10/9/18

Hace dos días que La Colina de la Vida está en 'repeat'.
Me avisa Souvenir Mayor que se murió el mejor (y casi único amigo que lo conocía como nadie a Marido 2, padre de Souvenir Menor), durante muchos años pensé que se llamaba Genaro, un día me dice Marido 2 que -¿Te acordás que si nacía varón le quería poner Luis? nunca me preguntaste por qué, bueno es que ese es el nombre del Genaro, le digo así por Viaje a Ixtlán- 
Marido 2 siempre tuvo, aún conserva, un humor particular al que, lamentablemente, recién ahora entiendo y casi que lo disfruto también.
¿Viste cuando estás con alguien que deja medio drogui? ¿así como muy zen?
- Che Genaro, vos sos un árbol de tilo, a mí no me jodés - él sonreía nomás.
¿Viste que esa gente anda arriba del mundo como en otra frecuencia? ¿otra velocidad?
Así caminaba, así hablaba, así creaba la más bella artesanía en madera que ví, así se prendía un pucho, así preparaba un mate y bueno, así se fue también, muy despacio, casi en silencio se murió de a poco, se murió joven y dejó gente que lo va a recordar mucho tiempo.
Me da tristeza que El Genaro se haya muerto tan pronto allá tan lejos de donde estoy ahora, me da mucha más tristeza no darle un abrazo a Marido 2 porque sé cómo se siente.
Y la dejo por acá a este himno, es que esa canción fue la primera que se la escuché cantar.


6/8/18

Ah, casi abro un blog nuevo, no puedo ser tan tarada.

¿Dónde vas?

Cuando 'Misión Holanda' empezó a tomar forma real, la estupefacción de mis afectos era evidente, la contradicción de 'ay qué lindo, es un sueño, qué amor' con el '¿y tus hijas?' y las conjeturas de quienes, por el amor que me tenían, no se animaban a decirme, algunos dejaban palabras como quien olvida un pañuelo sobre una mesa.
No hace falta que explique que cuando alguien se embarca en una misión así, ha tomado el peso de una decisión que fue trabajada enormemente, reuniendo requisitos legales, viajes a buscar certificados, a rendir exámenes, no hace falta que explique que no se trata de la concresión de la calenturienta frase 'me voy a la mierda'. No, no hace falta.
Migrar es soñar, ponerse a prueba al límite, es mirarse al espejo, es tocarse y comprobar que sí, lo hice.
Migrar es no dejar nada olvidado, es la dura tarea de clasificar recuerdos tangibles, esos amuletos de amor que al final son nada.
La realidad es que cada vez que miro el lienzo pequeño que dice 'feliz día mamá' regalo de Souvenir Mayor decorado con corazones y flores hechos con la precisión de sus seis años, una mano invisible me agarra del cuello y aprieta fuerte, tan fuerte que creo que no voy a poder respirar nunca más, cuando van pasando los minutos y recupero el aire necesario, dejo que la nostalgia de su infancia me atraviesen y me duele la panza, muy fuerte mientras los pezones se me endurecen tanto que duelen, la memoria que guarda el cuerpo del parto y los primeros días de su nacimiento. 
Me sumerjo en ese lago profundo que es mi memoria y busco inútilmente más recuerdos.
Cuando dormía, cuando comía, su manito diciendo chau en la guardería, cuando la bañaba, cuando me enojaba, no recuerdo la primera vez que dijo mamá y me odio, pero por más que me odie, no logro recordar. Creo que a mi memoria siempre le doy algo de pena porque me tira con algo para conformarme y me cae como una catarata la vez que fuimos a un laboratorio de análisis clínicos y la llamaron, en ese momento tomé la decisión de que empezara a crecer (cuánta ingenuidad de mi parte ¿no?) me quedé sentada sin que ella se diera cuenta, cuando llegó a la puerta me buscó a su lado y me miró, miró a la enfermera que guiñó cómplice y la hizo pasar con el protocolo 'adelante señorita' S. Mayor entró con la cabeza gacha, recuerdo perfectamente que me sentí una buena madre, que a sus ocho años estaba bien que algunas cosas del peregrinar por el mundo las empezara a experimentar, ahora pienso que quizás haya sido traumático para ella, no lo sé, la enfermera la felicitó mucho, eso también me acuerdo.
Durante más de diez años en Neuquén el Dr. Julio Chaves, el mejor cardiólogo del universo y sus alrededores, no sólo puso a raya a mi corazón que le encanta desbocarse de tanto en tanto, sino que fuimos construyendo una lazo afectivo que no entra dentro de lo que se llama amistad ¿o sí? nunca comimos un asado o tomamos mate en el río pero yo sabía que él estaba incluso el día en que estaban velando a su mamá. El Dr. Chaves me escuchó pacientemente en la última visita por los certificados para seguir tomando la medicación vitalicia por este lado del mundo, le confesé cuánto me costaba elegir qué recuerdos iban a venir conmigo y cuáles tenía que tirar, cuáles dejé en una caja en casa de una amiga, me dijo que el apego es algo cultural, que al final nada traemos, nada llevamos. Hoy, un amigo muy querido me dijo que somos barro y nos vamos moldeando, que hacemos una vasija donde depositamos las cosas queridas y que se fuera a cagar mi cardiólogo. Ambos tienen razón.
Miro la botellita que dice 'te amo mamá' que me trajo de su viaje de egresados de la primaria S. Menor y la misma mano vuelve a apretarme el cuello fuerte, el dolor de panza es distinto porque a ella la sacaron por cesárea un mes antes de que se cumplieran los nueve meses, estuvo sentada y pegó una patada que rompió la bolsa onda 'vengan a buscarme, no pienso hacer el esfuerzo para nacer cuando la naturaleza diga, yo nazco como se me antoja', ella no tomó teta, ella me duele, trato de no recordarla porque me duele, con ella el lago oscuro se vuelve transparente y recuerdo todo, sus enormes ojos color miel, el aroma de su cuello, la primera vez que me dijo mamá, cómo dormía, cómo comía y por más que esté acostumbrada a vivir con algo por lo que sufrir, este es un dolor como si anduviera caminando sin piel.
Así que, por más que la alegoría de mi amigo El Tanus Erectus sea cierta, los amuletos tangibles me son tristes.
A fines de noviembre de este año está programado mi viaje a la Argentina, desde que se concretó la compra de los pasajes volví a tener ganas de escribir.
Claro que sabía que iba a extrañar, claro que sí, no descubrí nada nuevo pero hay una misión más grande sin planes, sabemos que los planes se hacen pero manda la pachamama.

5/8/18

Excusas

Tuve mil intentos de volver acá, discutiendo conmigo misma el hecho de que los blogs no se mueren, sólo duermen para hacerte sentir culpable. Quizás no, quizás sólo están para volver, nunca imaginé siquiera cerrarlo, me gusta pensar que algo de mí quedará flotando en el éter quizás (otra vez 'quizás') cuando yo haya dejado de existir. Un montón de palabras que uní en crudo plagado de errores gramaticales y ortográficos.
Mientras escribo salta la idea de que no, esa culpa del blog dormido, abandonado a la deriva con la intención siempre de volver es sólo ese flagelarse por todo, algunas personas no sabemos vivir sin sufrir.
Uno siempre tiene algo que decir y lo dice, o no, lo escribe, lo piensa y no lo escribe, lo hago más tarde, mañana, nunca más.
Cambié, no me reconozco en algunas entradas que releí, algunas me recuerdan la ternura de Souvenir Menor quien el treinta de julio pasado cumplió dieciséis vueltas al sol y a quien no abrazo desde hace casi dos años, ella está inmersa en su adolescencia y es el ser más maravilloso que pude imaginar, no puedo creer que tanta tensegridad haya nacido de mí.
Cambié, ahora hablo dos idiomas más, la bicicleta es mi medio de transporte a corta distancia, combino trenes como una experta, hasta ahora no me perdí, ceno a las seis de la tarde, mi alimentación mutó satisfactoriamente al sistema holandés (casi sin sal, casi sin azúcar, muchas verduras y frutas, todo a horario), trabajé en un asilo, sigo asistiendo a un centro de integración donde tomé lecciones del idioma local, guié a gente conocida en sus giras por Europa con escala acá, fui a recitales, conocí a mucha gente, lloré mares, olvidé datos importantes, saludé por la calle a gente que pensé que conocía y no, eso me pasó cuando me mudé a Neuquén también, 'los parecidos' que te quedan mirando con cara yéstalocadedóndesalió, no es que me resulte raro que piensen que estoy loca, eso está asumido y ya no me importa.
Cambié, tengo más paciencia y soy más feminista, leo perfectamente los cuerpos, las miradas, los carritos de compras, las mascotas humanizadas en carritos de bebés, la soledad inmensa, el hartazgo, la simulación, la entrega en una charla, el egoísmo y la risa de verdad.
Cambié, algo se endureció en mí y no me gusta, algo también se ablandó y cedió en nombre de la supervivencia.
Cambié, ya no miro al este para esperar a que salga el sol ni al este cuando se pone, ahora sé mentir, ahora sé que sé sobrevivir.


2/8/18

Prueba de vida

Sí, sí, estoy viva aunque si se fijan al costadito hay enlaces a 'mis otras vidas' que son las que alimento, no tan a diario como antes pero bueno, sabrán que aún respiro y sigo andando por los Países Bajos que tiene mucha gente alta.
Ya puedo comunicarme con bastante solvencia en su idioma oficial, ese que suena a un alemán con acento francés y que tiene la gramática que parece querer matarte pero no.
Estamos en verano y estoy contenta, sí, no sabés lo que son los inviernos acá, hace frío sí, eso no es lo terrible, lo terrible es que no sale el sol jamás y eso es algo muy triste.
¿Alguien por ahí?


1/4/18

Poema ¿?

Se me ensucia el corazón,
sólo un poco
y la memoria olfativa a veces te trae.
Un viento cojudo me atraviesa,
tus ojos mojados en el adiós.
Este pecho hundido que pesa,
sólo un poco
y el tiempo que sólo pasa.
No sé cómo limpiarme,
se escurre la lejía
sólo un poco.
Se me ensucia el corazón,
no está mal después de todo.
Fui mala y no lo sabía.
Fui mala sólo un poco.

3/9/17

Un abrazo

¿Sentiste alguna vez que con un abrazo no te ibas a secar?
Es como un hogar por el tiempo que dure, haber llegado a casa por un momento.
Suele encajar perfectamente y aliviar un poco, o mucho, el dolor que sea.
Se siente calor.
No logro explicarlo o entenderlo, aunque para entender siempre necesité escribirlo, dibujarlo o pintarlo en éste caso, no puedo, no hay manera.
Sólo sé que cuando necesito uno, sólo puedo disimular el nudo en la garganta.



1/4/17

¿Pequeñeces?

Y no, no todos somos iguales, me lo recuerda este par de caritas siniestras de cerditos de goma azucaradas.


  Los cerditos siniestros

No me gustan, pero gratis o sea, gratis ¿entendés? en un lugar donde pagás hasta para usar un carro en el supermercado, pero como soy buena pensé en los sobrinos de acá para cuando nos visitan y en 'el hombre' que le gustan esas porquerías inventadas por el mismo diablo (tendría que hacer una recategorización de personas por sus gustos respecto a los dulces).
El medio kilo de golosinas maldito lo ligué por una combinación de marcas que hice sin intención en una tienda.
No todos somos iguales, y acostumbrada a ver casi todo tan perfectito, ordenadito; pescar que una de las caras está sin terminar (o pasada de calor) y que no se hayan dado cuenta me hace sentir estafada.
La miro embelesada y me da pena también, como cuando ves de sopetón a una persona que tiene la cara quemada o deformada.
Las gomas azucaradas se me pegan en la bóveda palatina y me producen arcadas, las mismas que me hacen lucir como gallo comiendo tripa al oler mariscos cociéndose o vómito.
No somos todos iguales y darle enter en el cerebro casi a diario hace que no ande matando a la humanidad (¡ cómo me cuesta actuar de persona normal !).
Qué feo ligar gratis cosas que no te gustan pero como de todo se aprende, de ahora en más, ni gratis agarro sin hacer composición de lugar. 
Tarde pero aprendí.


13/3/17

Sobre poderes

Pondría fecha de caducidad a todos los traumas.
Repartiría cremas cicatrizantes para el corazón.
Sería obligatorio saludar a las plantas y a las flores cuando salimos a caminar.
Los lunes andarían impunes sin que la desidia les baje la cotización.
Anularía de los mapas geográficos las fronteras con esas odiosas líneas de puntos.
Sería un ave de enormes alas por las mañanas y cruzaría medio mundo para volver con besos robados.